miércoles, 30 de octubre de 2013

La vida normal de una chica cualquiera

“La vida normal de una chica cualquiera”
Todo empezó un 2 de octubre de 1992, ese día la familia Fortuneti había recibido un regalo, un hermoso regalo, recibieron el nacimiento de Alicia Fortuneti. En ese momento se olvidaron  de todos los problemas, se olvidaron  que no tenían como mantener a la recién nacida, se olvidaron  de las peleas futuras pero era obvio que ese olvido iba a durar poco muy poco diría yo.

Alicia al cumplir 1 año de vida sus padres ya estaban separados, no recibía el amor que merecía pero como era muy chica no lo notaba tanto, pasaba gran tiempo  en su habitación con sus muñecas tomando el té, disfrutaba mirarse al espejo durante un  largo tiempo donde dibujaba en su rostro una gran sonrisa falsa fingiendo que todo estaba bien cuando se sentía triste se sentía incomoda, no comprendía lo que le sucedía.

A pesar que sus padres estaban separados ellos seguían discutiendo por teléfono o cuando uno iba a visitar a su niña, mejor dicho su adolecente, flaca, alta con pelo largo castaño teñido con morado, verde en las puntas  y ojos color misterio, normalmente  vestía con prendas  oscuras le gustaba mucho el rojo y el negro  tenía una forma rara de ser, muy distinta a los demás, no resaltaba en el grupo de sus amigas pero no era igual que ellas.

Alicia no era de esas chicas que pretende tener las mejores notas del colegio ni de su grado, ella se conformaba con tan solo aprobar, no se esforzaba para las evaluaciones simplemente hacia trampa o estudiaba cuando se le daba la gana. Sus amigas eran las típicas chicas que salían de fiesta la mayoría de las veces, eran aquellas que siempre salían reina o princesa del curso ya que eran muy bonitas, eran esas chicas que se preocupaban por su pelo o por si les salía un grano, se preocupaban por estar siempre bellas para los demás siempre trataban de que nadie hable mal de ellas, en cambio,  Alicia era de esas chicas que nos les importa nada, aman su manera de vestir, no les preocupa su apariencia ni que digan los demás de ella, no salía de fiesta nunca, prefería  quedarse en su casa navegando por internet y hablando con gente de sus mismos gusto, le gustaba mucho ver series japonesas, amaba dibujar y escuchar rap. 
Sus padres no estaban tan conformes ya que pasaba mucho tiempo en su cuarto, ella no tenía una gran comunicación con sus padres siempre les decía que estaba bien, cuando ella sabía que no era así, era una persona que pensaba demasiado las cosas, amaba pensar y obtener distintos puntos de vista, siempre sacaba una conclusión de todo, era una persona callada cuando pasaba tiempo en su casa, pero con sus amigas no tanto era una gran payasa le encantaba hacer reír a los demás hacia lo que sea para lograrlo pero nadie se daba cuanta por lo que de verdad le estaba pasando, ella no dejaba que la conozcan.

Al llegar a segundo año de secundaria, comenzó a disfrutar un poco más las cosas hablaba más con sus amigas, daba sus distintas opiniones y ellas las escuchaban opinando otra cosa pero todo manteniéndose bien sin ninguna discusión.  Lo único que le hacía mal era ver a su padre con grandes problemas de corazón, no soportaba verlo así, como decaído viendo en su mirada una gran profundidad de tristeza, un vacío sin fin, eran esas miradas en las que te dan ganas de llorar por poder ver el sufrimiento en sus ojos. Alicia trataba de no decaerse porque de verdad le iba muy bien y no quería volver a su pensamiento sin sentido, no quería volver a su mundo aparte, donde las cosas llegaban a tal punto que le daban ganas de suicidarse.

Alicia al llegar a los 16 años cayó en una grande depresión ya que su papa había fallecido por un paro cardiaco,  ella no lo podía creer le era imposible verlo a su papá acostado en un ataúd y recordar los pocos momentos que pasaron  y las discusiones absurdas que tuvieron. Alicia se le caía el mundo a pedazos no sabía si podría seguir adelante o si se quedaría parada viendo su mundo tratando de comprender por lo que paso su papá, su madre lloraba sin parar a pesar de haberse separado ella lo seguía amando con todo lo que tenía. Después de haber visto a su padre así, Alicia se fue para su casa caminando, escuchando música y razonando por que le había pasado esto a él, su papá a la persona que amaba tanto. Se preguntaba una y otra vez
-¿Por qué a vos?- se dijo con una tristeza irreconocible- ¿Por qué no me paso a mí? Si yo, con la persona que soy no merezco vivir, si soy una más, nadie nota mi presencia, ¿nadie me escucha?, ¿nadie ve en realidad lo que en verdad soy? ¿Porque siempre tengo que fingir una sonrisa para demostrar que no me pasa nada?- se seguía preguntando sin cesar, caminando hacia ningún lugar en particular, mirando el piso con los ojos llenos de lágrimas, escuchando música pero a la vez sin escuchar nada-¿Por qué?!, ¿Por qué?!, ¿Por qué’- mordiéndose el labio inferior caían lágrimas llenas de ira pero a la ve de tristeza, cerrando el puño, comenzó a correr hacia su casa, no le importaba si cruzaba la calle y justo pasaba un auto, en ese momento no le importaba nada más que llegar a su casa y encerrarse en su cuarto.

Llego y sin pensarlo dos veces subió rápidamente hacia su habitación  y cerró la puerta con tal fuerza que logro tirar los cuadros ubicados en el pasillo. Ya encerrada en su mundo aparte, se agarró la cabeza con ira y llorando con el corazón herido con un gran vacío, agachándose lentamente hasta quedar sentada en el piso se miró en el gran espejo, que le había regalado su padre para sus 15 años, se notó una mirada rara que nunca había visto, no era su mirada, sentía que no era ella, no se reconocía. Se quedó así por varios minutos, se levantó y de dirigió hacia su cama donde estaba toda llena de ropa sucia con papeles y libros sin terminar. Arrojo todo hacia el piso y se acostó mirando hacia el techo buscando una respuestas para sus preguntas. Quedo así hasta que su mamá preocupada comenzó a golpear su puerta – Alicia! Alicia!!!- gritándole para que le abra
- Vamos Alicia sal de ahí quiero saber cómo estas -.
Es obvio que no voy a estar bien” se dijo con una voz muy fría
- No pasa nada mamá! Estoy bien, solo quiero descansar-. 
En realidad lo que quería ella era desaparecer del mundo he irse de la realidad y no aparecer más pero sabía más que nadie que no tenía el valor para hacerlo. Después de haber pasado una noche sin dormir por culpa de sus voces que la atormentaban, se levantó y bajando las escaleras con unas ganas de no vivir, se fue hacia la cocina a tomar algo. Encontró a su mamá haciendo el desayuno como si nada hubiera pasado como si sería un día muy normal. La miro de una manera despreciable pero no le dirigió ninguna palabra, abrió la heladera mirando las sobras de comida y saco un jugo de naranja que tanto le gustaba, se sentó en la silla sirviéndose su bebida mirándola a su mama de espalda.

 “Que vida de mierda” se dijo a sí misma.


 No he terminado el final. Si quieren denle el final deseado me gustaría que lo escriban.
Gracias por leerme.